Me entran ataques de pánico, así, sin más. Bueno, sin más no, porque no puedo negar que el culpable de todo lo que me pasa eres tú. No sé si es bueno o malo. Lo único que sé es que jamás me había sentido así. Y ahora estoy aquí, sin dejar de pensar en ti. Echando de menos tu olor a cada puto segundo. Queriendo que la vida nos prometa un futuro juntos. Porque sin ti, no me imagino vivir. Y de ahí viene el miedo. Siempre fui una persona independiente, aprendí a luchar por lo mío yo sola. Y ahora todo mi mundo depende de un sólo corazón y de una sola sonrisa. De ti. De las ganas que tengas de devorarme, de devorarnos entre nuestras sábanas. Porque ya suena ridículo pensar en algo mío, porque quiero que todo lo mío sea nuestro. Que mi felicidad sea nuestra. Que seamos dos locos hechos uno. Que encontremos la fuerza de mil en cada una de nuestras caricias y de nuestros suspiros. Y qué quieres que haga yo si me he vuelto loca de amor. Si cuando estás dentro de mí he llegado a saborear el cielo. Y lo fuerte que me siento a tu lado parece derrumbarse cuando me entra este miedo del que te hablo. Miedo de que sonrías y yo ya no sea la causa. Pánico a que dejes de pensar en mí como la mujer que camina a tu lado. Terror a que este bienestar que siento se desvanezca de un solo plumazo. Porque te necesito. La luz de tus ojos, tus carcajadas, tus ilusiones, tus miedos, tus escalofríos ya forman parte de mí. No me los quites nunca, por favor. No me quites nunca estas ganas de ser sólo tuya.
- Me paso por aquí tan rápido como siempre (por desgracia). Espero que disfrutéis de estos días festivos. Un besito enorme.
